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Fairy Tales Milkweeds (Asclepias) Monarch (Danaus plexippus)

La Gran Migración de las Hadas Monarca

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En un reino oculto, justo más allá del velo de la vista humana, la Reina Venus Goldwing, la Hada Madrina Guía, gobernaba sobre las Hadas Mariposa Monarca. Estas hadas no eran hadas comunes; guardaban los secretos de la naturaleza y eran las protectoras de las encantadoras mariposas Monarca.

Cada año, cuando las hojas comenzaban a teñirse con los colores del atardecer, la Reina Venus convocaba a todas las mariposas Monarca al corazón místico de México. Esta gran reunión no era solo un reencuentro, sino un censo para asegurar el bienestar de las Monarcas y evaluar el equilibrio de la naturaleza.

Sin embargo, con el paso de los años, la Reina Venus comenzó a notar una tendencia preocupante. Cada año, menos mariposas hacían el viaje a la reunión. Murmullos de preocupación se esparcieron entre las hadas sobre el menguante número de sus queridas Monarcas.

Reuniendo a su consejo de hadas sabias, la Reina Venus buscó soluciones.

“Debemos descubrir la causa”, declaró, con sus alas doradas brillando con determinación.

Las Hadas Mariposa Monarca, como Raven Silverwing, pueden beber néctar de flores al igual que las mariposas a las que cuidan.

Después de mucha investigación, las hadas descubrieron la razón del declive: las preciosas plantas de algodoncillo de las Monarcas estaban desapareciendo del mundo humano. Estas plantas eran esenciales, no solo como alimento para las orugas Monarca sino también como un lugar de seguridad y transformación.

No hay algodoncillo a la vista. Esto no era así hace cien años, cuando la mayoría de las granjas tenían muchos parches de algodoncillo alrededor de sus bordes.

Desesperada por salvar a sus amadas mariposas, la Reina Venus ideó un plan. Decidió enviar emisarios al reino humano, disfrazados de Monarcas, para difundir la palabra sobre la importancia del algodoncillo.

Raven Silverwing se transformó en una mariposa.

A medida que los emisarios Monarca revoloteaban en jardines, parques y praderas, susurrarían a los humanos que encontraban,

Planta más algodoncillo, en cualquier lugar y en todas partes.

Y lentamente, ocurrió algo mágico. Los niños tirarían de las mangas de sus padres, señalando a las delicadas mariposas y repitiendo su mensaje,

“¡Necesitamos plantar más algodoncillo!”

Jardineros, agricultores y amantes de la naturaleza se unieron a la causa, sembrando semillas y observando cómo el algodoncillo comenzaba a florecer en la tierra.

Onega Clearwing (Oleria onega lentita) en Algodoncillo Mexicano (Asclepias curassavica).

Con cada año que pasaba, el viaje a México veía un aumento en las Monarcas, sus números creciendo más fuertes y vibrantes. El corazón de la Reina Venus se llenó de gratitud hacia los humanos que habían atendido el llamado.

Y así, cada año, cuando las Monarcas se reunían en México, el aire brillaría con magia de hadas, celebrando no solo a las mariposas sino también al vínculo entre los humanos y la naturaleza. El cuento de la Hada Madrina Guía y su súplica por el algodoncillo se convirtió en una leyenda preciada, un recordatorio de que cada criatura, sin importar cuán pequeña, juega un papel vital en el tapiz de la vida.

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